'La Mano izquierda de Dios'

-Literaes- Con esta suculenta llamada de atención, el autor nos introduce en un laberinto de tensiones y crueldades del que muy difícilmente podremos escapar.

En un tiempo que pudo y una tierra que podría, Thomas Cale es un muchacho bien extraño que ha crecido en el infierno y la miseria. Preso de unos hombres sin piedad a los que nadie se atreve a rechistar (los redentores), el niño debe ese carácter enigmático y violento a toda una vida de torturas, sumisión y entrenamiento.

Como él, cientos de imberbes en la misma situación: de origen incierto y futuro terrible. ¿Su destino? Servir como armas de guerra en los planes del Santuario.

Ante un planteamiento tan sumamente irresistible, tentador y elaborado, me quito la boina y me dejo alumbrar.

Al parecer, y según nos contó el propio autor en su visita a la capital española, la idea nació de sus más íntimas experiencias: la trágica muerte de su padre, el internado británico en el que pasó gran parte de su infancia y adolescencia, los golpes, los gritos, la inevitable frialdad a la que cualquier niño acaba acostumbrándose, el escudo refractor que lo acompañará durante el resto de sus días… Todo ello inspiró y alimentó la esencia de esta novela y sin duda hacen de ella algo mucho más interesante, duro, aterrador, favoreciendo a la verosimilitud y penetrando con más ahínco y fiereza en los sentimientos del lector.

El conflicto no se hace mucho de rogar. Tras unas breves pinceladas introductorias que nos descubren a rasgos generales la triste vida de Cale y los que le rodean, el lector rápido se verá envuelto en una travesura condenada al fracaso: el hambre y la curiosidad llevan a Cale, Kleist y Henri el Impreciso hasta el más sombrío de los pasadizos del Santuario.

Belleza, asesinato, testigo, huída.

A partir de este momento las vidas de nuestros personajes sufren un giro radical y da comienzo la aventura, un viaje peligroso que no sólo les llevará a descubrir sentimientos tan extraños como el cariño o la piedad, sino que desembocará en una aterradora revelación que hará peligrar el equilibrio entre los pueblos.

Sin quererlo, los fugitivos se convertirán en la pieza clave de una ambiciosa disputa por el poder que durante años se ha mantenido en la sombra y expectante.

Muy buen ritmo, aunque algunas escenas en Menfis me resultaron un tanto pastosas. ¿Originalidad? Bastante, además es una historia atractiva y sólida, pero no puedo evitar mencionar los pobres diálogos y la triste dicción que el autor nos ofrece. A mejorar en próximas entregas.

Por el contrario, la caracterización no puede ser más perfecta. Unos personajes firmes, profundos, cautivadores, colocados con acierto en escenarios fríos, duros, que refuerzan la ambientación y evocan más de lo que se nos cuenta. Y no contento con todo este panorama, Hoffman se atreve a introducir varias subtramas que amenizarán aún más la lectura y llegarán a sintonizar con el lector de forma incluso más intensa que la trama principal.

El amor se consolidará como desencadenante de la evolución del protagonista, Cale, y os puedo asegurar que no estamos ante otra historia romántica más. En absoluto. Y se agradece.

¿Y qué más? Sin duda, una novela que toca la fibra sensible, que llama y ahonda en el lector, que logra empatía y da muy poco respiro. Merece la pena, palabra de honor.

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