Así fue como el asesino preparó la masacre en Utoya, Noruega.

20MIN | Imagen: Archivo.
Anders Behring escondió las armas y el disfraz de policía que utilizó en la masacre contra el campamento juvenil de la isla de Utoya bajo tierra para evitar que su madre sospechara de sus planes. Lo cuenta el propio Behring en su diario, un documento de 1.500 páginas en el que el detenido detalla sus motivaciones para perpetrar la peor matanza en la historia reciente de Noruega.

Del escrito, colgado en Internet y publicado por VG, se desprende que este fanático noruego de 32 años empezó en diciembre a conseguir todos los objetos que necesitaba para lo que él llamaba "la operación". Al parecer compró un chaleco antibalas, armas de fuego e ingredientes para realizar la bomba con la que destruyó el centro gubernamental de Oslo matando a al menos siete personas.

Estaba aterrorizado pensando que su madre o cualquier otra persona le pudieran descubrir El diario se vuelve más concreto conforme se acerca la fecha del doble atentado y muestra que Breivik tuvo grandes dificultades para conseguir el dinero que necesitaba para comprar lo necesario para su dramática misión. De hecho, cuenta que tuvo que mudarse al ático de su madre, lo que le obligó a ser mucho más discreto en sus preparativos. Además, estaba aterrorizado pensando que su madre o cualquier otra persona pudiera descubrir su ideología.

Compró un disfraz y luego, legalmente, varias armas. Las enterró todas para que su madre no las encontrase. Anders Behring convivió con su madre hasta que empezó la fase que llamó de "desarrollo" de la operación, cuando ya resultaba muy difícil ocultar en qué estaba trabajando. En ese momento, alquiló una granja. Era el mes de mayo. Allí podía trabajar sin ser molestado.

La primera vez que visitó la granja para alquilársela a un matrimonio acudió en un coche de alquiler, al que le quitó todos los distintivos, para que pareciese suyo. Llegó a planificar una forma de escapar de la granja en caso de que alguien descubriera sus intenciones y fuera a buscarlo.

Al mudarse a la granja cortó prácticamente todo contacto con sus amigos. En sus escritos dice que ellos insistían en ir de visita, pero les daba largas diciendo que tenía mucho trabajo.

El día 13 de junio ya tenía todos los materiales del explosivo que luego utilizaría en el centro de Oslo. Ese día hizo una prueba de detonación. Explotó y lo consideró una victoria. Fue a celebrarlo a un restaurante.

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