(PD BLOG) - Mediados del mes de junio de 1942, cuando este reconocido cinéfilo estadounidense vio por primera vez la luz y desde temprana edad su fascinación por el cine llamaba la atención de familiares, amigos y conocidos. A sus 19 años de edad, específicamente en el año de 1961, realiza su primera crítica oficial de una película, fue nada más y nada menos que para el filme italiano La dolce vita, dirigido por el cineasta Federico Fellini y protagonizada por Anita Ekberg y Marcello Mastroianni. Luego de esto su admiración y atracción por el mundo del cine fue aumentando, siempre manteniéndose imparcial y nunca dejando pasar nada por alto, eran momentos en donde el cine se encontraba en pleno apogeo con la aparición de excelentes producciones, directores, actores y demás.
Para mediados del 1967, a la edad 25 años, el diario estadounidense y mundialmente famoso Chicago Sun-Times le propone una columna de comentarios y criticas. En ese momento y gracias a la oportunidad que el Chicago Sun-Times le proporciona, Ebert se da a conocer en gran parte de los Estados Unidos ya que su columna puede ser leída en muchos otros periódicos americanos que poseían una asociación con el Chicago Sun-Times.
Pasan los años y su popularidad crece sin precedentes gracias a su manera de comentar y criticar al respecto de una película, su subjetividad y su carisma lo caracterizaban, ganándose de esta manera el cariño de muchos cinéfilos del mundo. Su fama fue tanta que se convirtió en el primer crítico de cine en ganar el prestigioso Premio Pulitzer, un reconocido galardón que se viene entregando desde 1917 a los mejor de lo mejor en periodismo, literatura y composición musical de cada año, respectivamente.
En horas de la mañana del 4 de abril del año en curso, a través de un comunicado emitido por la familia, fue anunciado el fallecimiento de este respetado personaje del mundo del cine a la edad de 70 años. Desde el 2002 se encontraba batallando con un cáncer tiroideo, una enfermedad que lo fue debilitando poco a poco con el pasar de los años, incluso llego al punto en donde, debido a diversas operaciones, perdió por completo el habla, hecho que lo destrozo moralmente.
Sin embargo sus críticas no pararon, hasta hace dos días no dejó de publicar a través de su blog. Estaba consciente de su enfermedad pero sabía muy bien que eso no lo detendría de su mayor pasión: criticar, de manera objetiva e imparcial, producciones cinematográficas. Que descanse en paz Roger Ebert