(ESPN-PD BLOG) - Andy Murray al fin pudo cumplir su sueño y el de millones de británicos, ganar Wimbledon después de que hace 77 años uno de su país no era profeta en su tierra. El escocés logró vencer en tres sets al serbio número uno del mundo Novak Djokovic por 6-4, 7-5 y 6-4.
Los jugadores llegaban a la Court Central del All England Club con la misma ilusión de hacer historia. En el primer set, el local de 26 años ganó el 84% de los puntos con su primer servicio y sumó 17 tiros ganadores y 6 errores no forzados, mientras que para el serbio los números fueron exactamente inversos. Ya en el segundo, la situación fue más pareja. El serbio golpeó primero y el local logró recuperarse para cerrarlo.
En el tercero, la emoción subió porque fue bien cambiante. Porque Murray se adelantó, porque Djokovic se recuperó y pasó al frente 4-2 y porque Murray recuperó el quiebre hasta poder servir 5-4 y 40-0, para el Campeonato. Finalmente tuvo un cuarto match point, luego de afrontar desventajas para quedarse con el título más importante de su carrera y el primero para su nación en Wimbledon desde Fred Perry en 1936.
Esta final tuvo una duración de de tres horas y nueve minutos, que se les acumulaba a los cinco sets que jugó Djokovic frente a Del Potro en esa histórica semifinal. Por su parte, Andy llegaba de un exitoso camino tras vencer a Janowicz en semis.
Para Murray este título se convierte en lo más grande y anhelado de su carrera tras lograr tres semifinales consecutivas en las que no pudo avanzar; el haber estado tan cerca de la gloria el año pasado tras caer ante Roger Federer. El escocés pudo romper el maleficio del All England y lograr que su afición festejara una vez más a uno de casa.
Djokovic seguirá en su camino como 1º, su gran constancia es reconocida con una gran racha activa de semifinales y finales en las que ha estado presente, el serbio siempre dando batalla demostró que es una roca por vencer y que esta vez era el momento de Murray. El serbio buscará lograr su 7mo título de Grand Slam en el mítico US Open.
Con esta definición termina una edición histórica y totalmente diferente de Wimbledon donde los campeones de ambas ramas (masculina-femenina) se permitieron soñar.