Lindsay Lohan: las confesiones continúan

(PD BLOG|HUFFINGTON POST) Desde hace mucho tiempo, la vida para la actriz Lindsay Lohan ha dejado de ser sencilla y sobre todo privada.

Luego de que recibiera el alta del Betty Ford Center, una avalada y lujosa clínica de rehabilitación en las colinas de Hollywood, Lindsay retomó su vida pública, dando una entrevista a la gran Oprah Winfrey, y de allí surgieron dos ideas, una autobiografía que solo cuenta con un par de notas en un cuaderno, y una docu-serie llamada como su protagonista “Lindsay” hecha por la cadena de televisión propiedad de Winfrey, donde las cámaras la siguen día y noche para documentar su progreso, su mejora, y de última una serie de confesiones que ni sus más acérrimos seguidores pudieron imaginar.

Hasta el momento la serie de pequeños documentales han acaparado todos los aspectos de Lindsay, su lucha con los paparazzis y el sufrimiento que le provoca el ser custodiada por ellos a donde quiera que vaya. Semanas atrás Lindsay debió enfrentar a su “life-coach”, una persona que la ayuda, aconseja y acompaña al momento de tomar decisiones importantes, debido a que había abandonado momentaneamente su sobriedad bebiendo una copa de vino con la cena. En aquel entonces se pudo ver a una Lindsay bastante molesta pues su “life-coach” había decidido enfrentarla con las cámaras encendidas.

Pero nada ha preparadado a la audiencia de OWN Network, ni a quienes miran “Lindsay” cada vez que sale al aire para la confesión que ha surgido en uno de sus últimos capítulos. Lohan explicaba en este capítulo por qué hubo momentos en los cuales decidió no salir de su habitación para grabar la docu-serie: “Cuando la cámara se enciende, yo también”, dijo Lohan, “si sé, que no soy capaz de estar en ambiente, es por eso que diría, hoy no podré filmar”. Acto seguido llegó la confesión: “Nadie sabe esto. Sufrí un aborto esas dos semanas que me tomé libres”. Los productores y la directora se disculparon con ella tras la confesión y lamentaron lo sucedido.

“Es una larga historia”, continuó Lindsay, “pero cuando decían, 'ella no quiere bajar, ella no quiere bajar', no podía moverme, estaba enferma”.

Lindsay también aseguró que nadie puede ni siquiera imaginar lo que pasa por su cabeza, pues ella nunca deja de pensar, su mente nunca se desconecta. Confesó que cuando mira las escenas de su docu-serie, siente que mira a alguien más y que su reflexión es: “Dios mío, esto es muy triste. ¿Quién la está ayudando?”

Grandes confesiones que se suman al sin fin de eventos que componen la vida de quien supo ser una estrella, y que sólo pudo brillar en la pantalla por poco tiempo.

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