
El estadio Mineirao de Belo Horizonte fue el escenario del primer choque de octavos, un partido en la cúspide entre el equipo de Neymar, candidato natural al título, y el conjunto de Alexis Sánchez, que ya dejó en la cuneta a España y buscaba escalar a cotas mayores.
Brasil encaró el duelo con la obligación de ganar, convencer a su hinchada y demostrar que Neymar también puede ser decisivo ante defensas férreas y equipos que presionan en todo el campo, como es el caso de Chile. Se notó en los himnos, dónde todo el estadio cantó para brasil y silbó a Chile.
Definido en ronda de penales, Barsil logró su objetivo tres por dos ante Chile.


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