Wilde fue famoso por sus premisas llenas de ingenio y por sus conferencias sobre su teoría de la filosofía estética. A pesar de que su novela El retrato de Dorian Gray es todavía popular en la actualidad, en ese momento fue fuertemente criticada por la deformación del Fausto de Goethe. Así fue la vida de Oscar Wilde, una montaña rusa que terminó en el fondo, cuando al estar en la cúspide de su carrera como dramaturgo con obras como Salomé y La importancia de llamarse Ernesto, se vio perjudicado por la difamación que esparcía el marqués de Queenberry debido a su homosexualidad.
A pesar de los intentos de Wilde de contrarrestar las afirmaciones, las pruebas presentadas por Queenberry "daban evidencia de hechos que podían ser juzgados a la luz de la Criminal Amendement Act". Es por esta razón que el escritor irlandés fue aprisionado por dos años y realizó trabajo forzado, su inspiración para la Balada de la Cárcel de Reading.
La condena le dio un vuelco a su vida, pues perdió su reconocimiento y hasta se cambió el nombre a Sebastian Melmoth hasta que entre su inestabilidad económica, problemas de salud y de bebida, llegó su muerte el 30 de noviembre de 1900.
El sitio web Frase de hoy hizo una recopilación de algunas de las frases más emblemáticas del autor:
"Las preguntas no son indiscretas, mas a veces sí lo son las respuestas".
"Que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen".
"Cada hombre prominente en la actualidad tiene sus discípulos, y siempre hay un Judas que escribe la biografía".
"Un cínico es un hombre que conoce el precio de todo y no da valor a nada".
"La buenas intenciones pueden tener valor en un sistema ético; pero en arte, no. No basta tenerlas; se ha de realizar la obra".
"El dinero es como el estiércol: si se amontona, huele".
"Pesimista es aquel que cuando puede escoger entre dos males, elige ambos".
