En un principio todo funcionaba bien, el dispositivo volaba normalmente y captaba el paisaje de algún lugar en el oeste de Australia, en un soleado día.
Cuando en un momento, el dron tiene una falla eléctrica y empieza a caer dando vueltas, tratando de superar su problema, pero se precipita al mar.
Ahí es cuando empieza el espectáculo, la GoPro que estaba instalada en el aparato empieza a registrar las más sorprendentes capturas submarinas.
El dron se hizo pedazos pero la cámara pudo sobrevivir al incidente.