
Es que los médicos le advirtieron que podrían tener que amputarle los brazos como consecuencia de los cócteles mortales que se ponía en sus extremidades para que crecieran y así parecerse al “gigantesco hombre verde”.
El tratamiento que había experimentado Romario para poder hacer crecer sus músculos no implicaba una sola inyección, sino una serie interminable. “Si la tomas una vez habrá definitivamente una segunda vez, es adictivo”, reconoció el musculoso de 25 años.
“Recuerdo al médico diciéndome que tendrían que amputarme ambos brazos”, dijo en una entrevista reproducida por el diario británico Mirror. “Quiero que otras personas vean los riesgos. Pude haber muerto, todo porque quise músculos más grandes”.

