Estos días uno de los temas más comentados es la venta del Valencia, uno de esos clubes mermados por la crisis y el despilfarro de sus anteriores dirigentes.
Todos recordamos ese Valencia estelar en el que han jugado Cañizares, Villa, Silva o Albelda entre otros. Teniendo en cuenta la ciudad a la que representa el club, con aeropuerto, playas y demás, no tardará en venir un jeque (con yates incluidos) que llenará de dinero las arcas del club.
Aunque el Valencia es un equipo al
que tengo admiración, el hecho de
que lo compre el magnate de turno lo incluirá en la lista de equipos que por culpa de la crisis debe renunciar a sus valores. ¿Dónde queda el fomento de la cantera, el sentimiento hacia el club o sudar la camiseta?
Puede parecer casualidad, pero
desde que los jeques y empresarios se apoderaron de los clubes (convirtiéndolos en S.A.D por ejemplo) las competiciones han ido perdiendo su encanto.
Hace no demasiados años todas las
ligas y trofeos tenían varios
aspirantes. Equipos para el recuerdo como el Arsenal de Henry o el Milán de Pirlo en compañía de otros como
el Liverpool, el United, la Juventus, el Inter y dejo de contar, pues la lista era maravillosamente
interminable.
Llámenme nostálgico, pero crecí con esa generación de jugadores
formados en la cantera (Gerrard,
Lampard o Xavi) o fichados de
jóvenes apostando por ellos (Henry o Pirlo).
Echo de menos esos valores, esas
ligas y copas emocionantes donde
podía ganar cualquiera.
En definitiva, aquellos maravillosos años.