Breaking bad cuenta la historia de un profesor de química que, ante la noticia de que padece un cáncer incurable, decide asegurar el futuro económico de su familia a través de la producción de metanfetamina. Que haya sido elegido el mejor drama, cuando empezó a desandar su quinta y última temporada, debió haber sido acompañado por un premio para Cranston como protagonista, porque es el alma indiscutida de la ficción, pero la lógica no es el fuerte de esta clase de premios. En su lugar, la estatuilla fue para Jeff Daniels, por su labor en The Newsroom.
Breaking bad venció a House of Cards, Homeland, Game of Thrones y Downton Abbey. Era la cuarta vez que estaba nominada y fue la vencida.
Del lado femenino, el Emmy a la protagonista de drama fue para Claire Danes por Homeland. Y el de actor de reparto para Bobby Cannavale por su rol en Boardwalk Empire.
Los actores premiados como protagonistas de comedia fueron dos viejos conocidos, ya vencedores en otra oportunidad. Por un lado, Jim Parsosns se llevó el Emmy por su papel del nerd Sheldon Cooper en The Big Bang Theory. Por el otro, la ex Seinfeld Julia Louis-Dreyfus obtuvo el suyo por el su rol en Veep.
Un ilustre como Michael Douglas fue premiado como mejor actor en miniserie o película hecha para TV por la ficción de HBO Behind the Candelabra. El mismo rubro, pero femenino, tuvo como ganadora a Laura Linney, por The Big C: Hereafter.
Por lo demás, todo fue muy repartido. House of Cards, el thriller político de Netflix que aspiraba al premio mayor con el streaming como vehículo, sin haber pasado por la pantalla de la TV, se quedó con las ganas. Para los Emmy, suficiente premio fueron las nominaciones. Y la revolución quedó para más adelante.