Los que llevamos muchos años aficionados al fútbol y a la ópera sabemos que los grandes artistas son divas (que significa divino) o prima donnas como María Callas. No están entre el común de los mortales, como Dalí, y por ello su trato debe ser especial. Tal es el caso de Messi en el fútbol.
Al señor Javier Faus le salió indiscretamente la vena de capataz de fábrica catalán y dijo cosas que solo se las oímos al contable Núñez, que logró echar a Maradona, Schuster, Ronaldo, Figo y Romario, que se hubiesen quedado de insistir él o cumplir sus promesas de renovación.
Faus primero dijo acertadamente que no era cosa suya, pero luego soltó la innecesaria puya. Por cierto, aclárese: ¿es cada año o cada seis meses? Hay muchas maneras de llevar las cosas, pero ninguna la de tratar al divo como un empleado. Eso viene de una mentalidad puritana laboralista y burguesa algo difundida por aquí. Lo descubrí yo muy joven. Fui a un concierto de Miles Davis en el Palau de la Música. Al salir un espectador comentó: "El bo és el contrabaix". Pues no, el "bo" era Miles Davis, el mejor trompeta del mundo y revolucionador del jazz, al crear el 'West Coast Cool Jazz'. 
Leo Messi es el mejor del mundo y ha mejorado un club tan exquisito como el Barça, cuyo juego sublime que, por cierto, no lo inventaron Johan Cruyff y los holandeses, sino el Honved húngaro y Sebes. Pero eso, otro día. Hoy, coincidir con Sandro Rosell que a Messi lo que quiera, y para que lo entiendan los tacaños, recordaré la frase lapidaria de la Bella Dorita, actriz del Paralelo. Cuando le dijeron los de la FAI que, a partir de la colectivización del teatro, todos cobrarían igual, ella respondió: "Muy bien, pues que enseñe el culo el acomodador". Got it?
Gracias a Dios que me ha dado tanto en la vida incluso un lector como tu!
Gracias a Dios que me ha dado tanto en la vida incluso un amor como tu!
