Lo que nadie te dijo de las dietas de moda.


(PD BLOG)- Dieta de la piña: A la tercera hora de estar comiendo pura piña, no vas a sentir el cielo de la boca, te va a arder horrible cada vez que pienses en oler una piña y si tu estómago es sensible, gastritis segura. 


 Dieta de la sopa de repollo: Primero, te vas a sentir hinchada como un globo aerostático y producirás olores que nadie más va a soportar. Segundo, la sopa no es comida. La sopa es el engaño que le haces al cuerpo antes del almuerzo para pensar que ya empezaste a comer y llenarte más rápido. Todo eso sin mencionar que te pasaste dos horas resolviendo para media tacita de sopa. 

 Detox de jugos: Prepárate para estar todo el día haciendo pipí. Cuando vayas por el segundo jugo, vas a botarlos todos a la basura, no importa qué tanto te hayan costado, nada vale la pena este sufrimiento. Si de hecho, duraste todo el día, como a eso de las 7 de la noche vas a querer morderte la lengua para tener, aunque sea, algo que masticar. 

 Pastillas para adelgazar: Después de que tu amiga te dijo lo buenas que eran, juraste comprarte un paquete, te compraste 4 “para quedar súper flaca y que no se te acaben”. Te vas a dar más permisos de tortas, golfeados, galletas y cinnamon rolls porque “como me estoy tomando estas pastillas, no me van a engordar” y vas a obviar efectos secundarios como taquicardia, calorones, sed e insomnio hasta que un día sean las tres de la mañana y no puedas dormir porque estás sudando y sobresaltada por culpa de las pastillas. 

 Merengadas: Después de una semana, el polvito ese te sabe a tetero piche, sin mencionar que te mueres si se va la luz o si la licuadora se daña. Te pasas más tiempo explicando en qué consiste tu nueva dieta que haciéndola. La respetarás con todas las de la ley hasta que pases por una panadería, pizzería o hasta un comedor mal parado, de donde salga olores a comida de verdad. 

 Dieta del atún: Ojalá te guste bastante el atún y estés dispuesta a saborearlo desde que te despiertas hasta que te vas a dormir, porque el sabor a enlatado, nadie te lo va a sacar de la boca. Y sí, claro que vas a usar enlatado porque no te quita tanto tiempo como ir a la pescadería, comprar el pedazo de atún y llamar a tu mamá 30 veces para preguntarle cómo prepararlo. El primer sábado vas a estar tan emocionada por tu pérdida de peso que vas a intentar hacer el atún abrasado de tu restaurante favorito para consentirte, pero cuando lo quemes, vas a salir corriendo al sushi más cercano, devorarte el atún de ellos que te encanta y pedir el roll más grasiento y tempurizado que tengan en el menú, bajo la excusa de “total, es pescado igual”. 

 Dieta de los puntos: Todo está muy bien hasta que ves que un cambur son 700 puntos. Acostúmbrate a vivir con un cuadernito pegado a tu mano para que puedas anotar hasta la comida que hueles. Muchas veces vas a inventarle puntos a los alimentos que no salen en el librito y comerás con la calculadora en la mano.

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