(PD BLOG) A
lo largo de los años, mencionar a Alfredo Alcón ha sido dar un sinónimo
de excelencia en la actuación, tanto en cine como teatro. En pocas
palabras, un maestro. Hoy ese maestro dejó este mundo luego de
luchar por cierto tiempo contra el cáncer. Tenía 84 años.
Su
historia sobre las tablas y delante de las cámaras comenzó en 1955
con su primer papel protagónico junto a otra eterna figura del cine
y la televisión argentinas, Mirtha Legrand. En aquella oportunidad
filmaron “El amor nunca muere”. Más tarde interpretó a Martín
Fierro, y al aclamado personaje de El Poderoso, en la cinta “Nazareno
Cruz y el Lobo” del año 1975.
Nunca
le agradó demasiado que lo llamaran “maestro”, cuando se lo
decían el contestaba: “El que se cree un maestro es un tonto. El
que encuentra rápido es porque busca poco; cuando empiezo a trabajar
estoy tan inseguro que me sobran los brazos”.
Los
mejores textos fueron memorizados por él, para luego interpretarlos
con una majestuosidad inusitada en el teatro, entre los cuales
estaban los de Arthur Miller, Tennessee Williams, Eugene O'Neill y
muchos más. Ganador en dos ocasiones del Martin Fierro, otras tantas
del Cóndor de Plata, y fué premio García Lorca, además de varios
homenajes en España y Colombia.
En
una de sus últimas entrevistas dijo no detenerse demasiado a pensar
en la vida que llevaba; y agrego que “...otros siguen como si fuese
una brújula a una institucion, religiosa o ideológica. Eso no es
estar vivo. Es respirar según un molde y convertir tu alma en una
cosa”.
Alfredo
Alcón fué y será el maestro y rey del teatro, un ser especial que
dejo en todos sus “alumnos” enseñanzas de vida.
Foto: "Rey Lear"