(PD-BLOG) - Hoy a las 7 de la noche en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas en Cuba, se conocieron los ganadores de la edición número 56 del Premio Literario Casa de las Américas. Autores de Cuba, Argentina, Colombia, República Dominicana y México fueron los más destacados de este año.
La colombiana Adelayda Fernández Ochoa ganó el premio por su novela La hoguera lame mi piel con cariño de perro. El jurado afirmó que esta distinción se le concedió “por proponer una vuelta a África como un mítico retorno, en un tránsito que desarma con lúcida reflexión el conjunto de ilusiones que articulan el pensamiento esclavista, colonialista. En un viaje que se convierte en ejercicio de la impenetrable libertad humana y recuerda los vínculos vitales de la herencia cultural, Nay, de Gambia, acompañada de su hijo Sundiata, nunca reconoce el dominio del otro sobre su cuerpo y conciencia”. Se hicieron dos menciones a las obras El río, de Débora Mundani y a Tres veces luz, de Juan Mattio, ambos argentinos.
En cuanto a poesía, el colombiano Nelson Romero Guzmán resultó ganador por su obra Bajo el brillo de la luna “Por la ingeniosa sucesión de los recursos verbales que fluyen con asombrosa riqueza de imágenes, así como los soportes estructurados de una angustia vital, que hace de los autorretratos y de otras obras plásticas de artistas, un contrapunto de confesiones fantasmales y oscuras que logran abordar con éxito el cálido escenario de sus nostalgias en una consumación ontológica de sí mismo bajo el absoluto brillo de la luna.” De la misma manera se hizo mención a las obras de autores Argentinos: La estación, de Alejandro Castro y El sastre, de María Malusardi.
El ensayo de tema histórico-social Cuba año 2025, del cubano José M. Ferrán Oliva destacó “Por considerar que hace aportes relevantes a la comprensión de la historia económica de Cuba y la necesidad de transformaciones, trazando como horizonte el primer cuarto del siglo xxi a partir de una construcción gramatical clara y dinámica, que permite captar con facilidad problemáticas de gran complejidad relacionadas con los retos que enfrenta el proyecto socialista cubano”. El autor del mismo país, Guillermo Rodríguez Rivera se llevó la mención especial por su trabajo El problema racial en Cuba.
Minha vida sem banho, de Bernardo Ajzenberg fue la obra ganadora del premio por literatura brasileña “or su originalidad, el empleo del simbolismo, eltratamiento de las grandes cuestiones del siglo xx(entre otras, el holocausto y la dictadura militar),y otras actuales como la problemática ecológica;todo ello presentado en una narración de estilopeculiar que recupera lo irónico y lo absurdo típicodel Machado de Assis de Memórias Póstumas de Bras Cubas –que convierte a su autor en miembrorepresentativo de esa nueva generación denovelistas brasileños que posee una marcada vozpropia”. Na oscuridão, amanhã (novela), Rogério Pereira, Tempo Solto (poesía), de Amálio Pinheiro y Garimpo (cuento), de Beatriz Bracher recibieron menciones por esta categoría.
El dominicano José Acosta se llevó el premio por literatura latina en los Estados Unidos por su obra Un kilómetro de mar “por constituir una impecable narración sobre los avatares de dos adolescentes en los años 60 en República Dominicana, sin dejar de incluir a un personaje desencantado de su vida en Norteamérica, la influencia de los cómics sobre vaqueros en la cultura popular y una mirada actualizada sobre los últimos años de la dictadura trujillista, combinados en un relato ágil, con un manejo del lenguaje que en numerosos momentos llega a ser poético”. Asimismo se le hizo una mención honrosa a Daisy Hernández por su obra A Cup of Water Under My Bed. A Memoir.
En cuanto a la literatura para niños y jóvenes, Mildre Hernández de Cuba se llevó el reconocimiento por El niño congelado. El jurado afirma que ésta es “una obra risueña, paródica y desprejuiciada donde se muestra una cotidianidad que no es tranquilizadora, sino más bien surrealista, donde todo está a la vista del que quiera enterarse, sin mensajes aleccionadores, mediante guiños a una realidad plena de conflictos y contradicciones”. También se reconocieron los trabajos Cuando llega el dragón, del argentino Maricel Palomeque y Ojo de agua, del cubano Christian Nelson Medina Negrín.
Estas obras serán presentadas en la próxima edición del Premio Casa de las Américas, según la tradición. Este tipo de reconocimiento coopera enormemente con el alcance de estos autores latinoamericanos, no obstante, el aspecto más importante es la integración continental que esta actividad representa.