Giles Bouloueque el Nisman francés

(PD BLOG|OBSERVA) El fiscal Alberto Nisman no es el único magistrado que falleció en circunstancias sospechosas cuando investigaba la presunta responsabilidad de Irán en un atentado. Su historia tiene un antecedente, el del francés Gilles Boulouque, con quien tiene parecidos casi exactos.Los hechos de base fueron distintos, pero el destino de los dos hombres de ley encuentra sus semejanzas. Si Nisman investigaba lo ocurrido en julio de 1994, cuando fallecieron 85 personas en un atentado a la mutual judía AMIA en Buenos Aires, Boulougue tenía a su cargo la causa de seis atentados cometidos en París en 1986, en los que hubo 13 muertos y más de 250 heridos.La tesis del juez francés era que el grupo radical Hezbolá había colocado las bombas según las instrucciones de un tal Wahid Gordji, alguien que oficialmente era traductor pero que en los hechos operaba como jefe de Inteligencia de la embajada de Irán en Francia. Así lo recogió Radio France Internacional, el medio que recordó el paralelismo en los dos casos.Quien conoce la acusación de Nisman ya encontró el primer parecido: el fiscal argentino acusó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a otros políticos por encubrimiento de Irán, presunto autor del atentado de 1994. Según su investigación, los persas orquestaron el atentado principalmente a través de Mohsen Rabani, agregado de la embajada en Buenos Aires y al mismo tiempo, agente secreto al servicio de Teherán.En noviembre de 1987, el juez francés tomó declaración a su sospechoso, que de inmediato fue repatriado, y al mismo tiempo el Hezbolá liberó a dos rehenes franceses que tenía en el Líbano. Es fácil vincular esto último con el Tratado de Entendimiento signado entre Argentina y Teherán. Según la denuncia de Nisman, Fernández accedió a dejar de perseguir a Irán por la causa AMIA a raíz de que la otra parte suscribiera ese pacto tan beneficioso en términos económicos.El día que Nisman iba a presentar su denuncia ante el Parlamento, apareció muerto en su casa. Falleció el 18 de enero por un balazo en la cabeza y se investiga qué sucedió.Boulouque apareció muerto en su casa el 13 de diciembre de 1990. Tenía una bala en la cabeza, disparada por su arma. La investigación resolvió que se habría suicidado, pero el caso nunca estuvo del todo libre de sospechas. Los medios franceses le asignaron una supuesta complicidad con el intercambio por el que el iraní volvió a su país. Y el Ministerio Público lo inculpó por “violación del secreto de instrucción”. Nunca se sabrá si realmente fue así.Lo que sí se sabe es que, tal como Nisman, era un hombre que investigaba la presunta vinculación de Irán en un ataque; que avanzó en su búsqueda de la verdad; que murió de una manera sospechosa y que nunca se aclaró su muerte. En el caso del fiscal se está a tiempo de salvar la última similitud y convertirla en una diferencia.

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