impuso sus condiciones y corrió pocos riesgos en el cuadrilátero, el punto de partida de un imperio económico que le dejará de nuevo en 2015 como el deportista mejor pagado del mundo con ingresos de más de 280 millones de dólares.
La mayor parte, unos 250, los logró en mayo ante Pacquiao en el combate de los récords. El filipino, que peleó entonces con una lesión en el hombro, pide revancha, pero Mayweather no cree que haya necesidad ni que los fans deseen la reedición de un duelo que para muchos fue un fiasco.
Le gusta ganar dinero, pero no parece de momento que eso le vaya a sacar de su retiro. “He hecho grandes inversiones y mi situación financiera es estable”, afirmó el púgil, que presume de finanzas y de inteligencia dentro y fuera del ring.
Carrera perfecta
La carrera de Mayweather ha sido perfecta, quizás demasiado en un deporte de sangre y sudor al que él se aproximó como un maestro del ajedrez.
Como parte de su estrategia destacó su habilidad para el marketing, para lo que tras convertirse en su propio promotor creó un personaje extravagante, polarizador, de los que son tan amados como odiados.
Es uno de los mejores boxeadores de la historia y el más destacado de su generación, pero lo que nunca podrá ganarse es el afecto de los aficionados. Pese a agradecer el sábado tras el combate a todos sus fans, tuvo que volver a reivindicarse.
“A lo largo de mi carrera han escuchado muchas cosas negativas sobre mí, pero nunca escuchan que Mayweather da de comer a los sin techo. Nunca hablan de esas cosas”, lamentó, crítico con los medios, que destacan continuamente su historial de agresiones a mujeres.
“¿Lo mejor de mi carrera? Fui un hombre de negocios listo. Diecinueve años sin castigo en el cuerpo y con cientos de millones (en el banco)”, dijo en mayo Mayweather, que quizás solo eche de menos el show.