(PD BLOG) - Ayer la Juventus de Turín estaba fuera de toda competición europea. No conocían la victoria en Champions League y equipos como Shakhtar Donetsk y Basel tenían más puntos que ellos en el torneo. Todo esto siendo líderes del Calcio y con una actualidad envidiable. ¿Extraño no?
Hoy, luego de un triplete del King Arturo Vidal, la Vecchia Signora sigue soñando con La Orejona, se enrumba a octavos de final como segundo en el grupo B con seis puntos, solo un empate básico ante Galatasaray los separa de la próxima ronda.
Ganar y ganar era el objetivo de los italianos, obligados a esto si no querían decir adiós ante Copenhagen, el tercero de la Liga Danesa, que toca su punto débil cuando va de visitante pero que tenía la motivación intacta al pelear abierta y reñidamente el segundo puesto con el equipo turco, incluso con más puntos que la Juve y con el Superclásico danés, el famoso New Firm ante el Brondby, en puertas.
La Juventus salió con su 3-5-2, con Chiellini, Bonucci y Cáceres en el fondo, Asamoah, Pogba, Pirlo, Vidal y Padoin en la mitad del campo y arriba, cazando las redes, Tévez y Llorente. Del otro lado, Jacobsen, Mellberg, Sigurdsson, Bengtsson, Bolaños, Delaney, Claudemir, Toutouh, Gíslason y Jorgensen actuaron para los visitantes.
Desde el primer momento, la localía se hizo valer. Juventus con líneas adelantadas, posesión de la esférica y pases largos impuso su juego, pero como de costumbre, faltó en muchas ocasiones el toque final. Por su parte, Copenhagen optó por el contragolpe, pero ellos mismos se perjudicaban. Al tener tanto tiempo el balón el rival, se desordenaban y al tener la posesión la perdían solos. La defensa contraria no se vio presionada y mucho menos Buffon.
Cortesía ferplei.com |
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Las bandas fueron el transporte de muchas ocasiones y llegadas para la Juve. Los más destacados, Pirlo, que se movía mucho, fue el eje con sus pases largos, precisos y muchas veces al centro para conectarse con el Apache además de aguantar todo el partido en el mejor nivel. También, Asamoah muy participativo en su banda, Pogba y por supuesto, Vidal, que más allá de los tantos, se vio también muy bien defendiendo.
El primer gol llegó por mano de Jacobsen al 27’, amarilla y penal cobrado por el chileno, tercero para él. Luego de esto, Copenhagen empezó a arriesgar, a atreverse más y desplegó juego en el área de la Juve, pero si de algo saben los italianos es de defender, y colectivamente el equipo se arrinconó y pudo responder eficientemente.
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Andrea Pirlo tuvo un par de tiros libres e intentos a media distancia. Estuvo cara a cara con el Pirlo del pasado, el de los años de gloria, los que hicieron que su nombre tuviese tal dimensión. Tampoco llegaron de esa forma.
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El equipo siguió jugando a su ritmo pausado, apurándose al llegar a los ¾ de cancha, pero los remates largos también estuvieron presentes. De esa misma forma comenzó el añadido, pero con un partido en general más regulado, los goles parecieron más lejanos. Aunque si la Vieja Señora marcaba, cerraba el encuentro, al tener un rival que esperaba, defendía pero no creaba.
Y tal vez por ahí iba la idea del Copenhagen, la ecuación perfecta, a más desgaste del rival, más oportunidades en una contra y de obtener un tanto a favor, pero nunca tuvieron malicia. Es un equipo con personalidad, sabe cómo jugar pero se intimida ante el rival, jugó con demasiado respeto ante una oncena a la que hay que atrevérsele.
Solo se vio un poco de esto al 55’, que llegó el gol de Mellberg de volea en el área, mientras habían hombres de la Juve en el suelo. Todos recordamos la ley de este deporte, el que no hace, le hacen.
Pero el idilio fue corto y él mismo pasó de héroe a villano en minutos, porque le pitarían penal por acción ante Llorente. Vidal nuevamente, con el mismo guión, abajo, potente y a la izquierda definió y se iban 2-1 arriba.
Cortesía terra.com |
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Tres minutos después sentenciaría el partido luego de una hermosa asistencia de Pogba, al centro y cabezazo, cayéndole de sorpresa al visitante, por detrás de sus defensores y sin ninguna marca. Copenhagen se fue quedando sin ideas, mientras que la Juve se inflaba gracias al marcador. Simultáneamente, el Real Madrid goleaba y se soñaba más con la gloria en Turín.
De esa forma el partido finalizó y se demostró nuevamente que por más que el fútbol dé sorpresas, actualmente son los grandes los que están marcando pautas, los que tienen la capacidad de remontar partidos, llegar a los encuentros importantes y sobre todo ganarlos. Que por más que se quiera, los primeros escogidos son los poderosos y que lamentablemente en el pasado están esas grandes selecciones que con hombres sin renombre lograron cosas importantes.
En el fútbol moderno, pesa y mucho todo lo contrario y son pocos los que lo han logrado. Se demostró nuevamente que por más que se enfrente uno de los mejores equipos de Dinamarca, ante el mejor de Italia, la brecha es demasiado grande, extensa y se vio que ser el mejor no significa tener poderío (desde económico hasta mediático), cuestión que separa en dos clases esta competición. Una que parece estará reservada justamente para los poseedores de eso pero que también le otorga un aliciente especial a cada grupo; no olvidemos al Málaga contra el Borussia Dortmund la edición pasada, dejándolos casi fuera de las semifinales.
Es esto mismo lo que nos hace seguir fecha tras fecha cada juego y cada resultado, que a pesar que la gloria parece ser reservada para algunos, solo basta con creer y trabajar. Es esta misma brecha la que vuelve hermoso el deporte, porque todos desean estar de un lado, pero ver un equipo dar el salto es apasionante. Y también, que muchos de los que ya parecen salvos, sean excluidos. Por lo menos en este partido, si la Juventus no ganaba, se le reducían considerablemente las opciones. Esto es lo bello del fútbol y de la Champions, donde se encuentran los sueños y el deseo de hacer historia.