
La última cifra precisada por el Gobierno de Ankara es de 232 víctimas fatales, mientras que hay centenares de atrapados, y las esperanzas de salvar la vida de alguno de ellos es escasa. El ministro turco de Energía, Taner Yildiz, lamentó que el balance pueda seguir aumentando.
"Estamos entrando en una fase crítica. A medida que el tiempo pasa, nos dirigimos muy rápido a un desenlace desfavorable", advirtió el funcionario, que dio parte de 80 heridos entre los rescatados, cuatro de ellos, graves.
En total, 787 trabajadores se encontraban en la mina de Soma, cerca de Esmirna, en el momento de la deflagración, precisó el ministro, que se desplazó al lugar.
La explosión, que provocó el derrumbe de las galerías, habría sido causada por una falla eléctrica en un transformador, alrededor de las 12:30 GMT.