(AP) - Agentes de la Patrulla Fronteriza estacionados en San Diego han debido recurrir a computadoras para entrevistar en forma remota a personas detenidas a miles de kilómetros de distancia, en Texas. La estrategia de emergencia revela un problema tradicional de la corporación: su incapacidad para ajustarse al patrón, siempre cambiante, del cruce de inmigrantes.
Los rostros abatidos que aparecen en las pantallas se encuentran a 2.400 kilómetros (1.500 millas) de distancia, en la estación de la Patrulla Fronteriza de McAllen, Texas. Una mujer de 20 años procedente de Honduras, detenida mientras cruzaba las aguas del Río Bravo (conocido como Río Grande en Estados Unidos) y un hombre de 23 años detenido en circunstancias similares.
Cuatro agentes con audífonos hacen numerosas preguntas personales y dedican más de una hora a interrogar a cada adulto... aún más con los niños. En un día cualquiera, cientos de inmigrantes son interrogados por agentes estacionados en San Diego y otras estaciones de la frontera entre México y Estados Unidos.