(PD BLOG| BBC) El día que murió, Michael Brown estaba señalado como uno de los dos sospechosos de robar cigarrillos en una pequeña tienda de Ferguson. Sin embargo su familia salió a desmetir ésta versión, alegando que Michael no tenía antecedentes penales y estaba a punto de comenzar la universidad.
La familia Brown emitió seguidamente un comunicado donde además de expresar su profundo dolor, explicaban que, aunque Michael no era un chico perfecto, no merecía morir de la forma en que lo hizo. "No hay nada basado en los hechos que han sido puestos ante nosotros que pueda justificar el asesinato estilo ejecución de nuestro hijo por parte de un oficial de policía ante quien él levantó las manos, que es el signo universal de rendición", expresaba en otra parte el comunicado.
Sus amigos describen a Michael como un chico risueño, siempre de buen humor, amante de los deportes y del rap. Su graduación de la Normandy High School fue, según allegados, un camino cuesta arriba para él. Sin embargo, cuando por fin lo logró, nada parecía hacerlo sentir más orgulloso. Tanto así que le dijo a uno de sus amigos, que no pensaba terminar como alguna gente, en las calles. “El iba a obtener una educación. Él iba a hacer de su vida, algo mucho mejor”, aseguró un amigo cercano.
Su familia y amigos lo definían amorosamente como el “gigante amable” por su gran tamaño y su amplia y bondadosa sonrisa. Era el mayor de cuatro hijos y soñaba con tener su propio negocio.