
“Gerard Depardieu fue muy insistente. Realmente quería que la exhibiéramos”, dijo Fremaux por teléfono. “No digo que lo hayamos hecho para mantenerlo contento, pero sí que él insistió mucho”, agregó.
Los organizadores del festival acordaron que la proyección fuera en una playa, al aire libre. Y eso bastó para que los realizadores pudieran adjuntarle el prestigioso nombre de Cannes —el logotipo de la hoja de palma y las palabras “selección oficial, Festival de Cannes”— a los trailers y afiches.
Fremaux recalcó que la FIFA no le pagó a Cannes para que exhibiera la cinta.
El largometraje fracasó en su estreno en Estados Unidos, donde apenas facturó 900 dólares en 10 cines en su primer fin de semana. Los críticos lo acribillaron: “Es una desgracia (...) Como cine es excremento”, escribió The Guardian. “No es buena ni siquiera para burlarse”, señaló The New York Times.