(ELPAIS - PD BLOG) - El Festival Internacional de
Cine de Cannes es una representación del talento cinematográfico en su máxima
expresión, una proyección de las mejores películas del momento en donde la
dirección y la producción de éstas tienen que ser perfectas en todos los sentidos
posibles.
Este certamen se viene celebrando desde 1939 oficialmente, aunque
cabe destacar que los primeros eventos fueron a principios de la década de los
30 pero sin la acreditación oficial de la Federación Internacional de
Asociaciones de Productores Cinematográficos (FIAPF). Al pasar los años el
Festival empezó a ganar popularidad y respeto entre todos los cineastas y
críticos cinematográficos del mundo, además del hecho de que esto tuvo lugar en
pleno apogeo del cine, en donde empezaban a realizarse excelentes películas y
cortometrajes.
Es importante recalcar que
al principio ganaban todos, es decir, en las primeras magnánimas ediciones del
Festival de Cannes había galardones y sonrisas para la casi totalidad de las
películas participantes. Era, quizás, la manera de hacer amigos de un certamen
inseguro y recién nacido.
Hoy el guion es distinto y
pocas decenas de los miles de filmes que se apuntan al festival pasan la
selección y llegan a sus salas. Y tan solo un puñado de ellos se lleva algún
premio. No es para menos que triunfar en el festival de cine más conocido del
planeta abra las puertas directas a la fama. También sirve arrasar en la planta
inferior de la sede del certamen: allí se celebra, en los mismos días, el mayor
mercado de cine del mundo.
La proyección de Grace de Monaco servirá de arranque de
la 67ª edición del Festival de Cannes. Aunque, en realidad, el filme de Olivier
Dahan viene calentando los motores del festival desde hace meses. El
largometraje, que narra seis complicados meses en la vida de la fallecida
actriz y esposa de Rainiero III, Grace Kelly, ha sido criticado por la familia
real de Mónaco, que lo considera “poco riguroso históricamente y excesivamente
glamorizado”.
Por otro lado, entre
polémicas, estreno alternativo y dudas sobre su ingreso en la sección oficial,
Abel Ferrara ha conseguido que Welcome to
New York, que reconstruye el acoso sexual del que fue acusado Dominique
Strauss-Khan, sea el otro filme que acaparra portadas y charlas previas.
Y es que desde que se creó
la Palma de Oro (1955) como galardón la polémica en Cannes ha dicho presente,
algo que no es para menos considerando que algunos cineastas lo colocan por
encima del Óscar a la Mejor Película del Año. Al frente del jurado estará la
cineasta neozelandesa Jane Campion, única directora de la historia en ganar una
Palma de Oro, en 1993, con El piano.
El festival ha optado este
año por una mezcla de pesos pesados (Cronenberg, los hermanos Dardenne, Loach,
Leigh), habituales del certamen (Egoyan, Kawase, Zvygantsiev, Bilge Ceylan) y
algún que otro nombre menos conocido, como el mauritano Abderrahmane Sissako y
la italiana Alice Rohrwacher, tan emocionada que se echó a llorar cuando supo
que estaría en La Croisette.
La escasa presencia española
y latinoamericana en el certamen se ha vuelto algo habitual, lamentablemente.
España cuenta en primera línea con dos coproducciones en la sección oficial y
con Hermosa juventud, de Jaime
Rosales, en Una cierta mirada. En cuanto a Sudamérica, el documental de Wim
Wenders y Juliano Ribeiro Salgado compite en Una cierta mirada. A la vez, el
colombiano Franco Lolli estará en la Semana de la Crítica con Gente de bien y Simón Mesa Soto presenta
su cortometraje Leidi.
Discurso aparte
merece Argentina, la única en sonreír entre tanta depresión: Relatos Salvajes, de Damián Szifrón, va a
por la Palma de Oro; Juajua, de
Lisandro Alonso, en Una cierta mirada; Ardor,
de Pablo Fendrik, entre las proyecciones especiales y Refugiado, de Diego Lerman, en la Quincena de realizadores.
Bajo tanto cine y glamur, se
moverán también cantidades industriales de dinero. Durante la celebración del
certamen, la industria se traslada a La Croisette para negociar la nueva
temporada cinematográfica. Entre productores, distribuidores, agentes,
proyecciones flash y pabellones nacionales en los que cada país promociona su
cine, en Cannes se vende y se compra el presente y el futuro de las salas.
Estrellas, alfombras rojas,
alquileres de joyas por miles de euros y de suites por bastantes más miles de
euros. Los hoteles exclusivos de Cannes se visten de gala, los precios suenan a
ciencia-ficción y los yates parecen salidos directamente de Star Wars. El Palais du Festivals (Palacio
de Festivales) cuenta con 25 mil metros cuadrados de espacio para mostrar y
celebrar cualquiera que sea el certamen que se celebre, además del hecho de que
cuenta con 18 auditorios en donde normalmente se proyectan las películas y los
cortometrajes.
Al final de cuentas el
Festival Internacional de Cannes fue, es y será uno de los Festivales más
importantes de cada año, siempre mostrando una objetividad y una imparcialidad
que lo caracteriza como uno de los mejores eventos cinematográficos y por
consiguiente no es de extrañarse que sea muy difícil obtener la oportunidad de
participar en él porque, hoy en día, en Cannes ya pocos ganan, pero todos
quieren estar.