El plazo vence a mediados de noviembre. En algunos temas el progreso es evidente. En otros –como el problema crucial de limitar la capacidad de Irán para fabricar una bomba atómica– las partes todavía mantienen importantes diferencias.
Cuando las conversaciones empezaron, parecía como si las diferencias en torno a Irán –sus actividades nucleares pasadas y sus ambiciones futuras– amenazaban con crear una crisis de importancia en el Medio Oriente.
Se hablaba de posibles acciones militares de Israel en contra de Irán para intentar paralizar su programa nuclear. Estados Unidos incluso rehusó descartar la opción militar.
En ese contexto, una salida negociada parecía una alternativa a una catástrofe potencial.
Y la búsqueda de un acuerdo también se veía como una precondición para posibles decisiones difíciles en el futuro, porque ¿cómo considerar una salida militar sin antes haber intentado seriamente la vía negociada?
Las conversaciones han sido serias, pero un acuerdo todavía parece lejano.
Hasta cierto punto, el diálogo también ha ayudado a crear una nueva realidad. Las tensiones se han reducido. Algunos elementos de desconfianza mutua se han disipado.
Y el contexto regional también ha cambiado las dinámicas entre Occidente e Irán.
Nueva dinámica
La guerra civil en Siria ha empeorado ostensiblemente las tensiones, ya que Teherán ha sido uno de los pocos apoyos del régimen de Bashar al Asad en sus intentos por mantenerse en el poder.
Pero la nueva e inesperada crisis generada por la ascensión del grupo yihadista Estado Islámico (EI) y la captura de una importante porción de territorio en Siria e Irak ha modificado los cálculos.
En ese tema, Irán ha terminado convirtiéndose en parte de la solución y no del problema. También se opone a Estado Islámico. Y gracias a EI ahora Irán y EE.UU. tienen un enemigo común.
La influencia de Irán puede de hecho haber jugado un rol en la creación de un gobierno más incluyente en Bagdad y sus fuerzas ciertamente han asistido al ejército iraquí.
Y eso significa que aunque Irán siga enfrentado a EE.UU. y sus aliados en lo que se refiere al tema nuclear, todos tienen buenas razones para continuar conversando.
De hecho, la mayoría de los expertos cree que si bien un tratado nuclear integral no estará listo antes de mediados de noviembre, ninguna de las partes querrá levantarse de la mesa de conversaciones.
Lo más probable es una extensión del plazo, un acuerdo para continuar reuniéndose.