Peste: "El Castigo de Dios"

Que las pestes se sucedan no es algo nuevo para la humanidad. El mundo ha pasado desde tiempos inmemoriales hasta hoy, por devastadoras epidemias. En la Edad Media, se utilizaba la palabra peste, plaga o pestilencia para identificar aquellas enfermedades o epidemias que producían una gran mortandad.

En el siglo XIV Europa fue azotada por la Peste Negra o como le denominaban en aquella época “El Castigo de Dios.” La bacteria que causaba este terrible padecimiento, rondaba los hogares por un período de 16 a 23 días. Sin embargo la bacteria aún necesitaba de tres a cinco días para cobrarse las primeras víctimas, y a pesar de esto, debían pasar más días hasta que la población que comenzaba a ser diezmada se diera cuenta que algo grave sucedía.

SINTOMAS:
La sintomatología de la peste comenzaba a manifestarse en ingles, axilas y cuello. El sistema linfático era el primero en sufrir las consecuencias. A esto se le sumaba fiebre sumamente alta que provocaba delirios en los afectados. El gánglio linfático que se inflamaba se denominaba burbón, fuente para denominarla “peste bubonica.” La peste bubónica primaria era la más común, pero se derivaban otras formas, tales como la peste septicémica, a cuya sintomatología se le agregaban manchas oscuras en la piel del cuerpo, pues la enfermedad se traspasaba a la sangre. De allí que esta forma de peste se dió a conocer como “peste negra” o “muerte negra.” Otra variante, y talvez la de más fácil propagación y contagio era la peste neumónica. Este tipo afectaba los pulmones provocando tos espectorante, llevando a la propagación de la peste por el aire. Cabe destacar que las variantes neumónica y septicémica no dejana sobrevivientes.

ORIGEN/APARICION:
El punto de origen de la peste, se ha considerado fue en la ciudad de Caffa, actualmente denominada Feodosia. Ciudad que a medidados del siglo XIV, concretamente en 1346, se encontraba acechada por el ejército mongol, en cuyas filas los registros históricos aseguran que comenzó a propagarse la enfermedad. Con la ciudad afectada por la epidemia, los mercaderes que residían en ella, optaron por huir, trasladando consigo el virus, el cual al llegar a Italia, punto de arribo de muchos de los mercaderes, logró esparcirse facilmente al resto de Europa. A muchos les preocupaba la velocidad de contagio, por lo que muchos historiadores aseguran que la variante de peste que llegó desde Caffa, fue la neumónica o pulmonar, puesto que al trasmitirse por el aire, justificaba la velocidad de propagación.

Se estima que los trasmisores de la fatídica peste, eran ratas con pulgas, y personas que se trasladaban en barcos de un punto a otro de Europa, así como también los centros de comercio constituían los principales focos de recepción, trasmitiendose a traves de ellos a las villas cercanas y a su vez de estas se propagaba a otros puntos poblados. Cabe resaltar un detalle importante al respecto y es que la propagación era más lenta o disminuía si el clima de la región era menos húmedo e inclusive más frío que la de aquellas zonas donde la enfermedad se habia propagado más rápido. Esto explicaría según los historiadores que solo Islandia y Finlandia se salvaran de ser diezmadas por la peste.

CIFRAS:
Muchos historiadores e investigadores coinciden en afirmar que la peste bubónica primaria en todas sus variantes fue sin lugar a dudas la epidemia más mortifera que pudo azotar sobre la tierra. Las cifras de mortandad superaban el 60 %, y ya no solo como causa directa de la peste, sino por consecuencias colaterales o efectos indirectos, puesto que la peste causaba tal desorganización social que los pobladores de las ciudades afectadas llegan incluso a morir de hambre, y los niños y ancianos por causa del abandono. Las cifras de víctimas de la peste, aún hoy causan escalofríos; se ha calculado que sólo en Europa la peste mató a 50 millones de personas entre 1347 y 1353.



Se rescata de aquella época el relato de Boccaccio acerca de lo que sucedía en Florencia:
«Y no valiendo contra ella ningún saber ni providencia humana (como la limpieza de la ciudad de muchas inmundicias ordenada por los encargados de ello y la prohibición de entrar en ella a todos los enfermos y los muchos consejos dados para conservar la salubridad) ni valiendo tampoco las humildes súplicas dirigidas a Dios por las personas devotas no una vez sino muchas ordenadas en procesiones o de otras maneras, casi al principio de la primavera del año antes dicho empezó horriblemente y en asombrosa manera a mostrar sus dolorosos efectos. Y no era como en Oriente, donde a quien salía sangre de la nariz le era manifiesto signo de muerte inevitable, sino que en su comienzo nacían a los varones y a las hembras semejantemente en las ingles o bajo las axilas, ciertas hinchazones que algunas crecían hasta el tamaño de una manzana y otras de un huevo, y algunas más y algunas menos, que eran llamadas bubas por el pueblo. Y de las dos dichas partes del cuerpo, en poco espacio de tiempo empezó la pestífera buba a extenderse a cualquiera de sus partes indiferentemente, e inmediatamente comenzó la calidad de la dicha enfermedad a cambiarse en manchas negras o lívidas que aparecían a muchos en los brazos y por los muslos y en cualquier parte del cuerpo, a unos grandes y raras y a otros menudas y abundantes. Y así como la buba había sido y seguía siendo indicio certísimo de muerte futura, lo mismo eran éstas a quienes les sobrevenían. Y para curar tal enfermedad no parecía que valiese ni aprovechase consejo de médico o virtud de medicina alguna.»

Y a pesar de la frialdad de las cifras, y lo cruel de la situación, el mundo no lograría liberarse de las epidemias.

FUENTE: National Geographic: Peste, la epidemia más mortífera.

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