(EXCELSIOR) - El primer Sínodo de obispos sobre la familia convocado por el papa Francisco se clausuró ayer con la aprobación de un documento que no logró el consenso de los prelados sobre los homosexuales y los divorciados.
La Relatio Synodi, como se llama el documento final, fruto de dos semanas de encendidos debates en el Vaticano sobre los problemas de la familia moderna con el fin de abrir la Iglesia a las uniones libres, divorciados y homosexuales, generó divisiones dentro del episcopado mundial.
En total, 183 “padres sinodales”, en representación de los obispos de todo el mundo, participaron en la votación y cada punto, de los 62 párrafos del informe, fue sometido al voto.
Tres puntos (52, 53 y 55) no obtuvieron la mayoría de dos tercios requerida, entre ellos los referidos a la homosexualidad y al acceso a la comunión para los divorciados que se vuelven a casar, explicó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
Eso no quiere decir que han sido rechazados, sólo que no lograron el consenso”, aclaró.
Toda la documentación, tanto los borradores como las 460 correcciones, ha sido publicada por el Vaticano.
El Papa quiso que se publique todo, con total transparencia, lo que demuestra un alto grado de madurez”, explicó Manuel Dorantes, uno de los portavoces.
El Sínodo en sustancia aprobó abrir un debate a todos los niveles dentro de la Iglesia sobre temas tabú como la homosexualidad y la comunión para los divorciados casados en segundas nupcias.
Pese a la ofensiva de los sectores más conservadores para que esos puntos fueran eliminados, los obispos acordaron seguir estudiando cómo acoger a esos católicos.
“Se ha tenido en cuenta la visión de obispos de culturas diferentes, como la africana”, recalcó el cardenal austriaco Christoph Schonborn al reconocer que el texto final resulta más mesurado.
Todo parece indicar que una mayoría moderada desea una salida para que los divorciados que se vuelven a casar puedan acceder a la comunión, así como una pastoral sobre la homosexualidad, al instar en el informe a acoger a los homosexuales “con respeto y delicadeza”.
“Se discutió con franqueza y coraje”, reconoció el Papa, quien asistió en silencio a todos los debates.
“Si no hubiera habido discusiones animadas me habría preocupado”, comentó Francisco ante los obispos.
“Tenemos un año para madurar (...) y para encontrar soluciones concretas a tantas dificultades y desafíos”, agregó.
Antes de la votación, los obispos enviaron un breve mensaje de clausura en el que confirmaron su deseo de seguir “reflexionando” sobre los puntos más problemáticos.
Reiteraron la voluntad de la Iglesia de “no excluir a nadie” y mantener “la puerta abierta” para todos, como Cristo invita.
La petición del acceso a la comunión de algunos casos de divorciados vueltos a casar tuvo el voto favorable de 104 padres sinodales y 74 en contra, mientras la aceptación de homosexuales cosechó 118 votos a favor y 62 en contra.