Rafa Nadal sobrevive a un partido infernal frente a Smyczek en Australia

(Openaustralian.com).- Rafa Nadal ha evitado in extremis la que hubiera sido su peor derrota en el Open de Australia. Nunca se había quedado en la temprana segunda ronda en un torneo que había ganado en 2009 y en el que había perdido las finales de sus dos anteriores participaciones: 2012 y 2014. La salvó por coraje, que no juego.

En un partido horroroso, infernal, con 53 errores no forzados, ha conseguido remontar ante el estadounidense Tim Smyczek, procedente de la fase previa y 112 del mundo. Se ha impuesto por 6-2, 3-6, 6-7 (2), 6-4 y 7-5 tras un sufrimiento de cuatro horas y 15 minutos en el Rod Laver Arena.

Quizás la pastilla que el médico le entregó a Nadal tras el tercer juego del tercer set contenga alguna explicación al porqué del bajo rendimiento del balear. Cierto que llegaba a Melbourne con muchas dudas, pero parecía haber disipado buena parte de las mismas en un buen estreno frente a Mikhail Youzhny. "Mucha humedad, muy cansado después del primer set.  Creo que ha sido un problema gástrico. Sufriendo calambres en varias partes del cuerpo. No estaba en perfectas condiciones, pero normal después de tanto tiempo fuera del Tour. Aceptar estas situaciones", dijo en la pista. 

Apretando los dientes se ha mantenido en el cuadro, esperándole en tercera eliminatoria el israleí Dudi Sela, a sus 29 años el 106 del mundo y que dejó atrás al checo Lukas Rosol.

El 6-2 del set inicial relevó la diferencia de prestaciones entre Nadal y Smyczek, aunque el carrusel de errores por ambas partes anticipó lo que vendría después. Insospechado en cualquier caso por la 'pájara' de Rafa, que llegó a perder seis juegos consecutivos a partir del 3-2 de la segunda manga. Entregando además su saque tres veces con doble falta.

Petición de médico, tenis horroroso y un rival que no se lo creía. Negro panorama para Rafa Nadal, recordando lo de Michael Berrer en el reciente ATP de Doha. Con 5-4 y saque no resolvió la tercera manga el manacorí, entregándola después en el 'tiebreak'.

A tirar de pundonor, y ahí sí que no falló Nadal. Se agarró como pudo a la pista para forzar con 6-3 el quinto set, en el que salvó sin problemas su saque todo el rato, esperando la máxima presión para que el oponente, no acostumbrado a tal tensión, cediera. Así lo hizo. 

Rotura para 6-5 y saque. Nervios, ansiedad, pero cierre a la cuarta bola de partido. De rodillas en la pista dura del Rod Laver Arena, emocionado. Supervivencia pura y dura


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