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Uno de los aspectos más interesantes de visitar otras culturas es conocer las distintas maneras de saludarse. ¿Qué otro gesto es más importante a la hora de demostrar educación para con las personas que nos reciben en otras latitudes? Aún cuando hay convenciones universales, no es raro que de un país a otro descubramos costumbres que quizá nos parezcan bastante exóticas.
En el Tíbet, se saca la lengua; en el Cáucaso, se tocan las caderas con las dos manos; en Rusia, los hombres se dan un beso en la mejilla o en la boca, según el grado de familiaridad; en China y Japón es común evitar el contacto físico y usar pequeñas reverencias; y en la India, se juntan las manos sobre le pecho y se dice “Namasté”
¿Será verdad eso de que “Donde fueres, haz lo que vieres? Si es así, entonces debemos tener cuidado si algún día viajamos al Norte de la República de Malaui, donde los hombres de la tribu Ngá se saludan sacudiéndose mutuamente sus genitales.
Sharon Bohn, antropóloga cultural especializada en turismo, responde a la pregunta crucial:
¿Existe algún truco para no meter la pata cuando se saluda en el extranjero, en otros países o culturas?
El secreto, aparentemente, es cultivar la cultura general y muy especialmente, la observación. Como anécdota ilustrativa, un profesor la Universidad de Stanford tuvo un impasse al hacer el ademán de estrechar la mano a una mujer árabe que iba con velo y acababa de conocer. Su gesto fue tomado por mala educación, y la mujer se apartó discretamente.
Lo que es aún más confuso es que en esa misma cultura es común que un hombre tome de la mano a otro para llevarlo a algún sitio, lo que para ellos es un gesto de cortesía. Algunos especialistas afirman que lo más prudente es mantener una distancia social entre la persona a la que vamos a saludar y nosotros (aproximadamente un metro y medio) y simplemente alzar la palma abierta, lo cual es un símbolo universal.
Ana María Cestero, profesora de la Universidad de Alcalá y experta en formas de saludo en comunicación no verbal, explica que el saludo es un conjunto de movimientos psicomusculares con valor comunicativo. Es difícil encontrar gestos que puedan ser considerados “simples”.
Cuando hacemos un aparentemente sencillo saludo manual, a la vez que levantamos el brazo y agitamos la mano, elevamos sutilmente las cejas, tensamos la frente y sonreímos; de por sí esta es una forma de comunicación bastante compleja. Identificar el saludo correcto es muy importante, así como una sonrisa verdadera.