
“Lamento decirles que no obtuvimos resultados tangibles durante esta semana”, sentenció el viernes el ministro de Exteriores sirio Walid Mualem, al culminar las conversaciones en Ginebra.
Pese a las insistentes presiones del enviado de la ONU y la Liga Árabe Lakhdar Brahimi y de los patrocinadores del encuentro, Rusia y Estados Unidos, las delegaciones del gobierno y la oposición no lograron ponerse de acuerdo sobre ninguno de los puntos tratados.
No se decidió un alto el fuego, nunca se empezó a hablar de un posible gobierno de transición y ninguna de las “medidas de confianza” que solicitaba el mediador Brahimi en el terreno humanitario se ha alcanzado, ni siquiera el abastecimiento de Homs o, como propuso el régimen, la evacuación de las mujeres y los niños de esa ciudad.
Según una nueva estimación difundida el sábado por el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, más de 136.000 personas murieron en el conflicto sirio desde marzo de 2011, cuando se iniciaron las primeras manifestaciones pacíficas contra el régimen, y enero fue uno de los meses más sangrientos desde entonces.