(PD BLOG) - El tráfico de personas se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos de la actualidad gracias a la cantidad de dinero que genera (en Europa se estima que los grupos criminales obtienen unos beneficios de 3 mil millones de dólares anualmente). Es imposible determinar su lugar y momento de origen pero hoy en día se ha convertido en un problema de talla mundial y uno de los negocios más cobardes que existen debido a que priva de su decencia y libertad a un sinfín de personas alrededor del mundo. Los culpables engañan a sus víctimas (mujeres, hombres y niños) con el único objetivo de generar dinero a expensas de las mismas bien sea de la forma más conocida: la explotación sexual o realizando trabajos forzosos, servidumbre doméstica, medicina infantil o extracción de órganos.
Para entender mejor la situación se estiman que alrededor de 144 mil mujeres están atrapadas en algún lugar de Europa en una situación de violencia y degradación producto de la explotación sexual a la cual están sometidas. Una de cada siete de ellas, por lo menos, ha sido esclavizada en la prostitución. Una de cada cinco son menores de edad destacando el hecho de que en las regiones más pobres (África) conforman la mayoría de las personas traficadas.
Normalmente los tratantes o responsables del delito engañan a las personas a través de la seducción, el transporte, el traslado, la acogida o recepción siendo la amenaza o el uso de la fuerza u otras formas de coacción, como por ejemplo el rapto, fraude, engaño, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, los factores que sirven de intermediaros para la realización satisfactoria de la violación.
Escapar de dichas redes u organizaciones delictivas es realmente difícil principalmente porque ellos tienen poder sobre las victimas llegando al punto de golpizas, violaciones sexuales y hasta amenazas para las familias. Es importante recalcar que también se apoderan de los pasaportes privando de cualquier identificación a las personas.
Hoy en día se ha vuelto muy fácil engañar a las personas a través de la web con falsas promesas de empleo ya que dicho medio comunicacional se presta para ello. Además existen muchas clases o tipos de traficantes de personas que han dado lugar para que no se tenga un perfil único, típico, de la víctima de ese delito. En otras palabras, podría decirse que cualquier persona puede caer en una de estas redes siendo irrelevante la presencia de problemas psicológicos o no. No se tiene en cuenta el sexo, la edad ni el origen de las personas.
El combate contra el tráfico de personas no debe considerarse solamente responsabilidad de las autoridades ya que los ciudadanos comunes pueden ayudar a combatir este delito siendo conscientes del problema y asegurándose de que la penosa situación de las víctimas no pase inadvertida. Es importante mantenerse alerta sobre cualquier situación irregular al respecto; interesarse y enterarse sobre las distintas maneras en cómo se desarrollan y trabajan las organizaciones no está de más. Prestar apoyo de manera responsable no deja de ser primordial.