
Frente a ese postura, el embajador ruso, Vitaly Churkin, defendió la "legalidad" de la consulta aludiendo al "golpe de Estado" que para Moscú derrocó al anterior Gobierno ucraniano y a las "amenazas" que lo ocurrido en Kiev suponen para ciertas regiones como Crimea. Además, recordó que la península fue rusa hasta 1954 y que se cedió a Ucrania "violando las normas" de la Unión Soviética y "sin tener en cuenta la opinión de la población", lo que tampoco se hizo tras la desintegración de la URSS, cuando Crimea permaneció como territorio ucraniano.
Rusia, aseguró el embajador, respetará por ello "el deseo de la población de Crimea". "Rusia tiene el poder de vetar la resolución, pero no puede vetar la verdad", replicó a Churkin la embajadora estadounidense, Samantha Power, que arremetió contra Moscú en un duro discurso. Power destacó que el resultado de la votación demuestra que Rusia está "aislada, sola y equivocada", al tiempo que acusó al Kremlin de ignorar las leyes internacionales y de basar todos sus argumentos en falsedades.