(PD Blog) El seudónimo del número uno solo le corresponde a él. Ser venezolano siempre fue su mayor mérito, así se lo hizo saber a la gente en cada uno de sus programas, mensajes y apariciones públicas. De su teoría de que la mejor forma de querer a Venezuela es conocer cada rincón de ella todavía existen muchos practicantes “Ottolinistas” del pasado, a quienes el destino les arrebató el privilegio de tener a este gran hombre enamorado del país como presidente de la República. Renny Ottolina nació en la ciudad de Caracas el 11 de diciembre de 1928, un señor periodista a quién el Don de gente nunca le escaseó.
Sus revistas musicales, su entrevista y su afinidad con la gente le sirvieron de trampolín a infinidad de artistas quienes alcanzaron el estrellato a su lado, la más destacada de ellas, la primerísima “Mirla Castellanos”. Ottolina destacó en las emisoras de radio como narrador de noticias, produjo sus propios programas y poco a poco se fue consolidando como el presentador más connotado de la actualidad venezolana para entonces.
Incursionó en la animación y fue contratado por el legendario canal de televisión RCTV en el cual condujo un magazine de variedades. Renny Ottolina era hombre versátil, viajó por el mundo y se aventuró en el automovilismo, turismo de aventura y otras actividades.
Antes de alcanzar la fama total en Venezuela, vivió en los Estados Unidos y trabajó para la BBC, allí profundizó sus conocimientos en técnicas comunicacionales y producción televisiva. Para su regreso al país, su encomienda era participar en la consolidación del nuevo canal VENEVISIÓN donde estuvo un corto periodo de tiempo por diferencias con el equipo accionario de la planta.
Regresó a su casa Radio Caracas Televisión y allí dio rienda suelta a su creatividad produciendo diversos programas conducidos por él, entre ellos el famoso “Show de Renny” el cual se convirtió en cuna de estrellas internacionales y en el espacio con mayor recepción para los artistas nacionales.
El animador manejaba el don de la entrevista, su sinceridad y su carácter destacaban ante las multitudes de públicos que crearon un vínculo sincero de amistad y admiración con aquel hombre que trascendió en la historia venezolana. No desperdiciaba momento para hablar de las maravillas del país, era crítico, certero, espontáneo, la audiencia popular del programa era multitudinaria, la cita los domingos con “El show o Renny presenta” era imprescindible.
Los micros de información sobre lugares recónditos, paradisiacos y sitios turísticos de Venezuela se convirtieron en el segmento favorito de la gente. Para Renny era la oportunidad de impulsar una ideología no sesgada de amor por Venezuela, el hombre mediático tenía una convicción más imponente, deseaba incursionar en la política y con los años y con éxito, lo logró pese a un fatal desenlace.
La cara comunicacional de Renny Ottolina lo define como una estrella, un famoso, el amo de publicidad, cualquier producto comercial anunciado en su programa gozaba de altas ventas, era una joya de mercado. Tuvo pantalla en todos los canales de televisión del país, se convirtió en el número uno con el tesón de que después de tantos años y de su muerte sigue siendo inigualable, el gran Renny, el de una vida digna de admirar.
Un gran venezolano, el primero. Su amor por el país fue inmenso, su voz se hizo eco del clamor de la gente, ejemplo digno de admirar por generaciones. Renny Ottolina “El venezolano número Uno”