
Grasso es precisamente quien asume el cargo de presidente en funciones, a la espera que se elija un sucesor, cuyo nombre tendrá que ser votado antes de los próximos quince días en el Parlamento, según contempla la Constitución italiana. Todavía no hay candidatos claros para el puesto, afirmó por la mañana Deborah Serracchiani, vicesecretaria del Partido Democrático —que lidera Renzi—. El objetivo del Gobierno, aseguró, es el de “alcanzar un acuerdo en la cuarta o quinta votación”. Lograr un consenso suficiente fue lo que llevó a los partidos políticos de la Cámara en 2013 a pedir a Napolitano que se mantuviese en el puesto.
“Estoy feliz de volver a casa”, ha expresado este miércoles Napolitano (Nápoles, 1925), que ha vuelto a ahondar en las “limitaciones y las dificultades” a las que se enfrenta por su edad. Napolitano, primer presidente reelegido del país, dejará junto a su esposa Clio el palacio del Quirinale para volver a su casa familiar del barrio romano de Monti. Está previsto que este sábado se celebre una fiesta en la plaza Madonna dei Monti para celebrar la vuelta a casa de Napolitano.
En su cuenta oficial de Twitter, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, que ha convocado una reunión de urgencia del Consejo de Ministros, ha agradecido a Napolitano el trabajo que ha realizado todos estos años, igual que lo hizo el martes durante la despedida en Estrasburgo del semestre italiano al frente de la Unión Europea.