Preguntaba si van hacia algún lugar los sueños, oraciones, deseos, necesidades o pedidos que decimos en bajito o que no revelamos ni a nuestra sombra; o si se quedaban en el aire y nadie los respondía.
Creo que la mayoría de humanos hoy en día estamos un poco infectados de este pensamiento de “para que si igual a nadie le importa”.
Debido a la constante negatividad, renuncia a la esperanza, desconfianza y a todo aquello que hoy en día nos invade como vientos huracanados de oscuridad, temor y falta de fe en nosotros mismos, o en la humanidad. Esta duda se quedo dando vueltas en mi cabeza. No se como fue, pero se quedó en mi muy fuertemente porque siento que hemos perdido la fe.
Y no hablo de una fe religiosa, ni la espiritual, hablo de esa confianza, esa capacidad de creer que los esfuerzos valen la pena, los sueños deben soñarse y las metas alcanzarse. Sin esperanza no podemos vivir, simplemente la necesitamos recuperar.
Pues como me quede con la pregunta, tuve un sueño, o a lo mejor recuerdo de alguna historia de mi infancia muy lindo que les quiero compartir, léelo desde tu niño interior, como si te fueran a contar un cuento de hadas:
“En el sueño vi o recordé que cada sentimiento de las personas que piensan algo positivo como una idea, palabra, intención; o sienten alguna emoción de felicidad, alegría, esperanza, gozo, fe, ilusión, se permiten soñar. Cualquier esbozo de felicidad cuenta, por chiquito que sea, es tan poderoso que puede hasta aparecer y después ser arrebatado con alguna emoción o pensamiento negativo, no importa, también cuenta. Son como rayitos de sol que poco a poco van elevándose al cielo como “motas de luz”.
Estas motas de luz, flotan en el cielo como los “mishitos” esas bolitas blancas despeinadas que salen de algunas flores. Algo así son estas “intenciones positivas” que flotan y vuelan, flotan y suben en el aire, hacia el cielo y ahí pude ver como cada mota, se unía a otra para formar algo parecido al hilo.
Pude ver alrededor del planeta muchos conos de hilos, vi el hilo que salía hacia las nubes en el cielo y ahí, pude ver muchas abuelitas tejiendo con ese hilo de luz. Me dio mucha curiosidad y me acerque mas, vi a mi abuelita y a la tuya tejiendo con tanto amor. Me dio gusto ver a mi abuelita, tenia unos años de no verla desde que se fue. Yo no sabia que ahora tejía en las nubes, con hilos de luz, formados de las intenciones felices de todos nosotros. Fue una linda sorpresa.
Lo mas lindo fue lo que tejían, me dejaron escuchar los pedidos desde la tierra, una niña pedía compañía y tejieron un perrito; otro niño tenia hambre y le tejieron una canasta que alguien lleno de comida y se la regalo; una mujer estaba a punto de chocar y pidió protección, a lo cual tejieron una red que sostuvo su carro y evito el choque. Pude ver a otro niño que le tejieron una pelota, y unos jóvenes iban a caer, pero les enviaron protecciones tejidas en el instante, entre otros pedidos que fueron escuchados y respondidos con el amor de las abuelitas.
También escuche la oración de varias personas en el planeta, pidiendo por nuestro clima, por los desastres y todo lo que esta ocurriendo. Vi a varias de ellas tejiendo una enorme protección alrededor del planeta que intentan cubrir todo de este hilo.”
Así que, según creo, esta es la forma en que nuestros buenos deseos e intenciones son respondidos y atendidos, desde las nubes.
Dagmar Polasek