
El paciente, de 80 años, lleva ahora un implante de retina que convierte imágenes de vídeo capturadas por una cámara en miniatura montada en unas gafas, que envían impulsos al cerebro y le permiten distinguir la dirección de las líneas blancas.
La operación, que duró cuatro horas, fue realizada por Paulo Stanga, cirujano de vítreo-retina en el Manchester Royal Eye Hospital de Ojos y profesor de oftalmología y regeneración de retina en la Universidad de Manchester.
La intervención quirúrgica se llevó a cabo en el Manchester Royal Eye Hospital y es la primera que se efectúa en un paciente con degeneración macular, la causa más común de pérdida de visión en el mundo que afecta principalmente a los adultos de más de 60 años.