(ÚLTIMAS NOTICIAS) - El presidente de la República, Hugo Chávez, anunció a Nicolás Maduro como su sucesor, en caso de una ausencia del primer mandatario.
Maduro fue nombrado por Chávez como el Vicepresidente de la República, con lo que dejó seis años al frente de la Cancillería y se consolida como una de las figuras de más confianza del mandatario.
La carrera política de Maduro llegó al cargo más alto que ha ocupado, luego de pasar por la dirigencia sindical en el Metro de Caracas, la presidencia de la Asamblea Nacional y la Cancillería. Pero pudiera llegar aún más alto si se concreta la sucesión anunciada por el Presidente.
Sus primeros pasos en la política los dio en sus tiempos de estudiantes. "Era el de los juegos pesados", recuerda uno de sus compañeros de liceo. "Tocaba el bajo y a veces la guitarra, pero era malísimo. No tenía oído. Lo del grupo Enigma era pura descarga".
Desde entonces, el ya bigotudo Maduro (y también melenudo) tenía la costumbre de usar pantalones sobre la cintura y camisas arremangadas. Era el pana con carro (de su papá): un desvencijado Ford Fairlane color crema.
El "niño bien" de Los Chaguaramos se incorporó rápidamente a la dinámica del liceo en El Valle. Las borracheras con anís y ron a ritmo de rock pesado -con música de Saga o Barón Rojo.
Las cenas de pan con mortadela. La dirigencia estudiantil en el José Ávalos. Las visitas a los barrios para llevar los "círculos de estudio" que promovía la Liga Socialista. Un año de estudios políticos en Cuba. "Era el que menos pensábamos que se dedicaría a la política. No se lo tomaba en serio. Además era un embarcador. Nunca llegaba a la hora", recuerda su amigo de la secundaria.
Los tiempos cambiaron y ya se sabe que Maduro se puso "suizo" con el horario mientras presidió la Asamblea Nacional, donde penalizó económicamente a los diputados impuntuales (le decían "Profesor Jirafales"). "Hay que reconocer que mientras estuvo allí logró corregir situaciones laborales y otorgar beneficios", dice Mirna Leal, ex secretaria del Tribunal Disciplinario de la AN.
El tamañote del también ex jugador de beisbol le sirvió para hacer de guardaespaldas (desarmado) de José Vicente Rangel durante la campaña presidencial de 1983. También lo fue de Pablo Milanés y de David Nieves.
En la campaña presidencial de 1998, era uno de los asistentes del comandante. Incluso, en diciembre de ese año, cuando el actual mandatario gana la primera elección, Maduro acompaña a Chávez al CNE. Una fotografía de la época lo muestra abriendo paso al Presidente electo, con una camisa oscura de menudos rombos, corbata beige y el infaltable bigote.
Conoció a Cilia Flores en El Cuartel de Catia, cuando ella apoyaba legalmente a su hermano detenido por el 4F. Y se le declaró una madrugada en La Guaira, después de haber escapado a una larga jornada de allanamientos a los dirigentes del MBR-200.
Su lealtad a Chávez ha sido recompensada. Luego de presidir la AN (con 65,8% de los votos), pasó a ser el canciller más joven de la V República y el que más tiempo duró en el cargo.
El estilo del canciller (ese hablar "con sentimiento" que cautivó a Cilia) dista mucho de los rigores reposados de la diplomacia internacional. Llegó a decirle "funcionarillo" con "prontuario criminal" al subsecretario de Estado norteamericano John Negroponte, y reclamó en la OEA, casi con alaridos, el apoyo a Zelaya para su regreso a Honduras.
Maduro, antes de dirigir la política exterior venezolana, condujo una unidad del Metrobús a principios de los noventa. Andaba cerca de los treinta cuando se convirtió en dirigente sindical y luego en presidente del sindicato del Metro de Caracas.
Asmático y alérgico a las flores, afirma un ex funcionario de Protocolo de Cancillería. Fue el chofer de Metrobús, con más choques y ausencias (según declaraciones de ex colegas a El Nuevo País).
Su paso por la Asamblea no escapó a las denuncias de enriquecimiento ilícito. En 2004, el dirigente político Paciano Padrón y el militar retirado Manuel Carpio lo acusaron ante la Fiscalía, donde se ordenó una averiguación, que incluía un informe de la Contraloría sobre la declaración jurada de bienes. El caso se extendió hasta 2007, cuando los fiscales solicitaron el sobreseimiento del caso debido a que no se encontraron pruebas.