ESPECIAL: Los autores venezolanos más célebres

(PD-BLOG) - En un libro pueden encontrarse nuevos mundos, paisajes, personajes e ideas que magnetizan. En la literatura, al leer un texto de cualquier escritor extranjero, el lector podría identificarse con lo que dice el autor por la misma condición humana que comparten, sin embargo, si el espacio se delimita a Latinoamérica y más específicamente a Venezuela, este sentimiento se torna aún más impetuoso.

La idiosincrasia venezolana convertida en alguna obra, podría volverse una de las mejores experiencias literarias de un venezolano. El estilo, los personajes, los increíbles escenarios y el lenguaje son aspectos que hacen únicos a estos libros, y así como los venezolanos se permiten conocer al mundo a través de los escritores foráneos, el mundo puede llegar a conocer a Venezuela gracias a nuestros autores.

Es por esta razón que en celebración del día del libro conmemoramos a algunos de los escritores venezolanos más emblemáticos, extraordinarios difusores de una cultura muy peculiar. 

Rómulo Gallegos: Político y novelista nacido en Caracas el 2 de agosto de 1884. Fue el presidente de Venezuela electo por la mayor cantidad de votos de todos los tiempos con un 80%. Se le considera uno de los autores más destacados de Latinoamérica con obras como Doña Bárbara, La Trepadora, Canaima y Cantaclaro, inspirándose en los paisajes de Venezuela y en los problemas que afligían al venezolano, como la corrupción, la opresión, el latifundismo y los conflictos entre razas.

Arturo Uslar Pietri: Nacido el 16 de mayo de 1906, es uno de los intelectuales hispanoamericanos más reconocidos del siglo XX. Su carrera empezó a los 14 años, cuando ya escribía para periódicos. Ministro de la Educación y de Relaciones Interiores, profesor universitario y columnista se destacó por sus artículos mantenidos en El Nacional por 50 años ininterrumpidos y por sus trabajos editoriales del diario Ahora, donde se publicó su ensayo más popular que aún no pierde vigencia: “Sembrar el Petróleo”. 


Teresa de La Parra: Nacida el 5 de octubre de 1889, vivió por algunos años en Europa, no obstante, pasa años importantes de su vida en Venezuela. Representa al país en distintos seminarios en Cuba y Colombia explicando la “Importancia de la mujer durante la Colonia y la Independencia". Sus obras más destacadas son Memorias de Mama Blanca e Infigenia, donde profundiza en la psicología de sus personajes y también juega con el tiempo, alargándolo en representación del hastío.


Andrés Bello: Nacido el 29 de noviembre de 1781 es también uno de los intelectuales más emblemáticos de Latinoamérica. Diplomático, filólogo, crítico, poeta y educador, impartió clases particulares al libertador Simón Bolívar. Algunas de sus obras más importantes son: Alocución a la Poesía, Poema sobre América y Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida.


Salvador Garmendia: Nació el 11 de junio de 1928. Durante su adolescencia sufrió de tuberculosis, por lo que durante tres años en cama se dedicó a la lectura. Posteriormente empezó a trabajar en los medios, introduciéndose como locutor y guionista radiofónico. Se dedicó a adaptar obras de otros escritores para el radioteatro, asimismo introdujo las “telenovelas culturales”. Fuerte crítico de la literatura venezolana de la época, publicó entre varios de sus particulares trabajos: Los Pequeños Seres, Los Habitantes y Doble Fondo.


Miguel Otero Silva: Nacido el 23 de octubre de 1908, empezó su carrera literaria publicando poemas en revistas y periódicos con un destacado humor, por lo que utilizó distintos pseudónimos. Estuvo fuertemente ligado a la política, lo que lo obligó a salir y entrar del país repetidas veces. Fue el primer jefe de redacción del diario El Nacional, hasta que decidió dedicarse a la literatura. Sus obras más destacadas son: Casas Muertas, Oficina Nº 1, La muerte de Honorio y Cuando quiero llorar no lloro. 


Aquiles Nazoa: Nacido el 17 de mayo de 1920 en una familia de escasos recursos, desde muy temprana edad comienza a trabajar para colaborar, sin embargo nunca olvidó sus estudios completándolos autodidácticamente. Trabajó como empaquetador en el diario El Universal, medio en el que pudo aprender y ascender a corresponsal. Es reconocido por sus poemas humorísticos y sus obras de teatro. Luego de haber publicado sus textos en distintos periódicos, revistas y libros como El Transeúnte Sonreído y El Ruiseñor de Catuche, se publica una recopilación muy popular llamada Humor y Amor de Aquiles Nazoa. 


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