
El edificio, el orgullo de la cofradía islamista, que representaba su salida de la semiclandestinidad, fue asaltado durante toda la noche con cócteles molotov. El ministerio del Interior ya había advertido de que no protegería las sedes de las formaciones políticas u otros grupos, sólo los inmuebles oficiales, y ha cumplido su advertencia. Desde el interior de la sede, un edificio de nueva construcción inaugurado hace dos años, miembros de la hermandad dispararon contra los asaltantes, que finalmente consiguieron hacerse con el control del bloque. Medio centenar de personas han resultado heridas.
Esta mañana, en la sede no queda prácticamente nada. Decenas de hombres siguen encaramados al terrado del edificio, del que entran y salen a discreción, y lanzan objetos por las ventanas. Los aparatos de aire acondicionado han sido arrancados, y se han destrozado muebles, ventanas e incluso los lavabos y los inodoros.
Con las 9 víctimas mortales de El Cairo, la cifra de muertos de anoche asciende a 18 en todo el país, entre ellos 5 en la localidad de Asiut, donde pistoleros dispararon contra una manifestación.
Ultimátum
«Damos a Mursi hasta las 17:00 horas (15:00 GMT) del martes 2 de julio para abandonar el poder, permitiendo así a las instituciones del Estado que preparen elecciones presidenciales anticipadas», ha señalado el movimiento Tamarrud, organizador de las protestas, en un comunicado. De lo contrario, advierte la plataforma, iniciarán una campaña de desobediencia civil. El líder opositor Hamdin Sabahi, que quedó tercero en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del año pasado, ha pedido la intervención del Ejército si el presidente Mursi no acepta marcharse, algo que no parece que esté dispuesto a hacer.
Los Hermanos Musulmanes han convocado estar tarde una rueda de prensa para valorar la situación.