Los peligros alrededor del viaje papal a Líbano.

VI -
Benedicto XVI quiere ir a Líbano el próximo otoño; por ello, la línea oficial, consecuentemente, considera el viaje como una certeza. Pero aumentan las preocupaciones en los Palacios apostólicos. Todavía faltan tres meses para el que debería ser un momento histórico en la relación entre el “país de los cedros” y la Santa Sede. Así, el viaje no ha sido anunciado. 

El mensaje oficial podría llegar más adelante, pero la lentitud para delinear con precisión los aspectos de un viaje de enorme relevancia para las comunidades cristianas del Medio Oriente indica el deseo de ir con muchísimo cuidado en una situación regional que se muestra cada vez más frágil. Lo cierto es que la Secretaría de Estado sigue cotidianamente y con enorme atención el desarrollo de la guerra civil siria (nutrida por vendedores de armas y ejércitos jihadistas extranjeros, libaneses incluídos). 

Los elementos que están examinando los diplomáticos son bastantes. El primero y más evidente es el de la “exportación” de la guerra siria al norte de Líbano. Desde hace varias semanas, Tarabulus (la Trípoli libanesa) es el escenario de enfrentamientos sangrientos entre facciones islámicas que tienen varios líderes. "Estos incidentes son un mensaje claro de que Líbano puede explotar en cualquier momento", declaró Ghassan al-Azzi, profesor de ciencias políticas en la Universidad Libanesa. 

"El país, dividido entre pro y anti sirios, se ha convertido en un rehén de la crisis". En Tarabulus, la fuerte presencia alawita (esta fracción del islam es la misma de la que proviene el grupo dirigente de Damasco) se enfrenta con los suníes que apoyan a los Hermanos Musulmanes (la fuerza principal de oposición). Y también hay que recordar que el ejército libanés prefiere no intervenir, alimentando la incertidumbre y los temores.

Related Posts