
Lombardi buscó así poner fin a la discusión sobre la controversia que se creó después de que un periodista italiano publicó la carta y nombró a 13 cardenales que la firmaron. Cuatro de ellos negaron haber suscrito el documento, pero el encargado de finanzas del Vaticano, cardenal George Pell, confirmó que apoyó la iniciativa de otros prelados conservadores, para quejarse directamente ante el papa sobre una supuesta falta de flexibilidad en el proceso del sínodo.
La carta, escrita en inglés, sostiene que el documento de trabajo para el sínodo es problemático, como también el comité de redacción del documento final, puesto que sus miembros fueron designados por el pontífice y no elegidos por los 270 miembros del sínodo.
La carta advierte que si el sínodo enturbia las enseñanzas eclesiásticas sobre el matrimonio, la Iglesia Católica se arriesga a seguir el camino de las protestantes que, según la carta, se han desplomado debido a que abandonaron “elementos clave de la creencia y práctica cristianas en nombre de la adaptación pastoral”'.
Pell ha estado a la vanguardia de la resistencia conservadora a los intentos de los liberales en el sínodo de flexibilizar la prohibición de administrar la comunión a los católicos vueltos a casar fuera de la Iglesia.